Segundo Informe: AMLO y gobernadores, una relación entre la rebeldía y la sumisión
Agencias -
Atrás quedó la época en la que los gobernadores acataban sin cuestionar las decisiones presidenciales; y con la cercanía de las elecciones intermedias esta relación será más conflictiva.
31/08/2020-Ciudad de México-Forbes México/Erick Zúñiga
Cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la Presidencia, y ya sabiendo los resultados en las gubernaturas disputadas en la elección de 2018, se anticipaba que la relación del hoy mandatario con los Ejecutivos estatales surgidos de la oposición sería complicada, ríspida y, en algunos casos, hasta problemática. Por otro lado, los emanados de su partido, Morena, serían fieles acompañantes del proyecto de la 4T.
A dos años del actual gobierno, esa previsión ha sido acertada y todo indicada que así seguirá, e incluso será más complicada, hasta que queden definidas las nuevas administraciones estatales con las elecciones de 2021, donde se renovarán 15 entidades federativas, en su mayoría hoy en manos de la oposición.
“La relación no es la misma entre más cercano esté el proceso electoral de 2021, pues esta aparentemente cordialidad y civismo que habíamos visto en los primeros meses ya no está”, apunta la politóloga Palmira Tapia Palacios.
Mientras que Gustavo López Montiel, profesor de Ciencia Política en el Tecnológico de Monterrey, resalta que si bien la relación con el grupo opositor ha sido conflictiva -como se preveía-, “también hay mucha sumisión de los gobernadores de Morena, con algunas excepciones; y de algunos gobernadores del PRI, por razones particulares”.
Atrás quedó la época en la que todos los gobernadores acataban sin cuestionar las decisiones presidenciales.
Elecciones, la manzana de la discordia
Para los expertos, la relación del presidente con los gobernadores será más complicada conforme se acerquen las elecciones intermedias del próximo año, sobre todo, porque la oposición (PRI, PAN y PRD) tendrán en juego parte de las gubernaturas que hoy ostentan y conforman un contrapeso la pasada victoria electoral de Morena.
Con 25 de las 32 entidades federativas bajo su control, la oposición tendrá en juego 14 de las 15 gubernaturas que se renovarán en junio de 2021, siendo el PRI y el PAN lo que se juegan la mitad de los estados que hoy gobiernan.
De los 12 gobiernos estatales que encabeza, el PRI buscará mantener Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas; mientras que el PAN tratará de conservar Baja California Sur, Chihuahua, Nayarit y Querétaro, cuatro de las 10 que tiene a la fecha.
El PRD, por su parte, intentará mantener su último bastión: Michoacán; y en Nuevo León se disputarán la vacante que dejará el gobernador independiente Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”.
“Las elecciones mueven intereses, fundamentalmente la dinámica local, y para los gobernadores es mucho más importante lo que pasa en sus estados que lo que pasa con el presidente”, apunta López Montiel.
Para Tapia Palacios, será interesante observar el papel que desempeñen los gobernadores en las elecciones intermedias, y qué tanto pueden movilizar a sus bases a pesar de que este año no contarán con los recursos públicos, que tenían cuando había apoyo desde la Federación.
“Les queda el plano discursivo, y eso lo vamos a ver mucho en los siguientes meses, con un discurso muy polarizante en redes sociales”, agrega.
En ese sentido, prevé que los temas que alimentarán el discurso en contra de la 4T, será la gestión de la pandemia del coronavirus, la crisis económica y la pérdida de empleo, así como el tema contra la corrupción, sobre todo ante el videoescándalo que involucra a Pío López Obrador, hermano del presidente.
“El tema de los videos, y los que faltan por aparecer, habrá más materia, no cambiará muchos las posiciones que la gente ya tiene sobre AMLO y los partidos, y más bien lo que se va a disputar son a los indecisos, que las encuestas muestran que es un buen porcentaje”, señala Palmira Tapia.
Recursos ‘matan’ discurso
En las últimas semanas y días, los gobernadores han demandado al gobierno de López Obrador que se revise el llamado pacto fiscal, un acuerdo firmado en los 70s para que todos los impuestos federales que se cobran en el país se destinen a una bolsa común y se repartan de acuerdo a las necesidades de cada entidad federativa, no según su recaudación.
Por varias décadas algunas entidades, sobre todo las que generan más riqueza, han rechazado el pacto pues argumentan que reciben menos de lo aportado. Los mandatarios de Jalisco, Nuevo León y Coahuila, han insistido en que el modelo actual del federalismo está rebasado.
En este sentido, López Montiel, menciona que éste es uno de los temas que afecta la relación de AMLO con los gobernadores, ya que hay estados que aportan mucho dinero a la Federación y que ésta les regresa poco dinero y más a otros.
“Es un federalismo determinado desde el centro, donde el manejo de recursos es fundamental, porque a diferencia de lo que pasa en otros países federales, como Estados Unidos, donde la Federación cobra el ISR y los estados el IVA, en México la federación cobra ambos y les deja poco espacio a los estados para que cobren sus propios impuestos”, explica el catedrático del Tec.
En el esquema actual, la Federación tiene el control de los recursos más importantes, además del petróleo y otro tipo de recursos del país, y uno de los principales obstáculos para modificarlo es que los programas sociales del gobierno requieren de grandes cantidades de recursos.
“Los programas presidenciales exigen mucho dinero, una gran transferencia de recursos, y si el presidente no tiene de donde sacar esos recursos obviamente no podría proveerlos. Me parece bajo este esquema, que el presidente tiene pocos incentivos para modificar el acuerdo fiscal como está, a pesar de los reclamos de varios gobernadores”.
Por ello, descarta que ocurran cambios en el pacto fiscal, a pesar de que el presidente haya abierto esa puerta en algún momento, ya que en su más reciente reunión con los gobernadores, AMLO descartó ajustes en el corto plazo enarbolando la equidad, la honestidad y el cuidado del presupuesto como las banderas en el manejo de las riquezas de México.