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Medio Ambiente |
La reforma eléctrica, cuya discusión pública comienza hoy, puede causar un aumento por encima del 1,000% en el uso de algunos combustibles fósiles, de acuerdo con un estudio publicado hace unos días por el Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos.
El documento, dice, “no es una previsión de los efectos futuros de las enmiendas [a la regulación]”, sino que simula el comportamiento del mercado eléctrico mexicano en un periodo de 12 meses –terminado el 31 de agosto pasado– en un supuesto en el que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ya tuviera la facultad de aumentar el uso de sus centrales de generación eléctrica y de garantizar el máximo uso de éstas, como se plantea en la iniciativa de reforma enviada desde presidencia y que se encuentra por ahora en comisiones de la Cámara de Diputados.
El estudio plantea tres diferentes escenarios, en todos ellos se toma como base una priorización de las centrales propiedad del Estado, pero en diferente magnitud. En el primero proyecta un escenario en el que se garantice el nivel mínimo de producción de las plantas de la CFE y el último maximiza la utilización de éstas y da menos prioridad a los contratos de Productores Independientes de Energía (PIE) y al resto de los generadores privados.
En todos ellos, de acuerdo con sus cálculos, aumenta de manera generalizada –y en algunos casos exponencial– el uso de combustibles fósiles en el país, principalmente del combustóleo, un subproducto de la refinación que produce Pemex y cuyo uso, de acuerdo con declaraciones de funcionarios, se ha priorizado en esta administración para crear una cadena de suministro entre las dos empresas estatales. El gobierno ha dejado de transparentar los datos que permitirían conocer en específico cómo se ha comportado su utilización.
El Laboratorio Nacional de Energías Renovables plantea que el uso de combustóleo podría aumentar en 823% en su panorama más conservador y en hasta 1,109% en un escenario máximo.
En el escenario 2 los investigadores plantean un panorama en el que tanto a las centrales de la CFE, como a los Productores Independientes de Energía, se les garantice un nivel mínimo de producción y la capacidad restante se determine con base a un orden económico, es decir, con una utilización mayor en las centrales con costos más bajos.
El organismo también plantea un aumento importante en la utilización de carbón, de entre 47.2 y 129.6%. La estatal CFE tiene tres plantas carboníferas en el país, cuyo uso se ha reducido en los últimos años, debido a las reglas establecidas por la reforma de 2013 que prioriza el uso de las centrales con los costos variables más bajos –principalmente las eólicas y solares–. El carbón es uno de los combustibles que apoyó a la industrialización de las economías, pero que muchos países con metas ambientales han comenzado a minimizar o prohibir.
Si bien la reforma presidencial no plantea sacar de despacho a las centrales que funcionan a través de energía solar o del viento, deja casi al final de la fila de utilización los activos propiedad de la iniciativa privada, que ha tomado la delantera en la construcción de este tipo de tecnología. La compañía eléctrica nacional se ha quedado detrás en la carrera por producir energía eólica o solar, pues ha basado por años el crecimiento de su parque de generación en el gas natural.
El estudio del organismo estadounidense señala que la reducción en el uso de este tipo de tecnologías sería inevitable. En su escenario máximo –en el que se lleva a las centrales de CFE a su mayor generación–, se dejaría fuera hasta el 90.93% de la capacidad de generación eólica y solar que hay en México.
“Las enmiendas propuestas o aprobadas a las normas de compromiso y envío de unidades eléctricas de México probablemente aumentarán los costos variables de producción de electricidad en todos los escenarios. El aumento podría añadirse a los subsidios de electricidad o a los consumidores”, dice el estudio, cuyos principales autores son Riccardo Bracho y Omar José Guerra Fernández. Los académicos no estuvieron disponibles para dar comentarios de manera inmediata. El Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos dice que el aumento en costos de generación podría ser de entre 31.7 y 52.5%.
Y a la par del aumento en el uso de combustibles fósiles, el país subiría de manera importante las emisiones de los principales gases de efecto invernadero. La generación de dióxido de carbono, dice el organismo, aumentaría entre 29.4 y 73.5 %.
De un escenario base en el que México genera en un año alrededor de 112,791 millones de toneladas de dióxido de carbono, la reforma podría llevar a la emisión de hasta 186,308 millones de toneladas. Las estimaciones del laboratorio estadounidense coinciden con las estimaciones del Consejo Coordinador Empresarial y de los principales organismos del sector, que aseguran que la reforma podría provocar un aumento de alrededor del 50% en el envío de gases contaminantes a la atmósfera.