En Tamaulipas, por ejemplo, un estado productor, ya hubo problemas legales, pues se implementó el derecho por la emisión de gases a la atmósfera, que realmente funciona como un ‘impuesto’, explica el investigador del CIEP. De acuerdo con la Secretaría de Hacienda, un derecho es una contribución por el uso o aprovechamiento de bienes de dominio público de la nación, o por percibir servicios que presta el Estado. “Varias empresas se ampararon porque están violando otro tipo de lineamiento existente”, explica.
No obstante, Alil Álvarez, socia fundadora del despacho en derecho fiscal Álvarez Alcalá, considera que todo es un avance. “Ya ha habido controversias en tribunales por la implementación de estos impuestos, peor es nada. Los tribunales mejoran los impuestos, son un filtro para que tengamos mejores leyes”.
Rezagos
Mientras tanto, los impuestos ambientales federales están rezagados y los que hay no están pensados realmente para aportar a la transición energética. Es el caso del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) que se cobra a los combustibles y por emisión de CO2. Para las gasolinas y el diésel, es una cuota para desincentivar su consumo, pero funciona al revés con el subsidio que le otorga el gobierno con el objetivo de contener la inflación, destaca Cantú.
El IEPS que se aplica por emisión de carbono es para todos los combustibles fósiles (adicional a las gasolinas y el diésel, la turbosina, el coque de petróleo o el carbón mineral, por ejemplo), cada uno tiene su cuota en proporción a sus emisiones de CO2. Recauda muy poco porque no cubre el total de las emisiones y el impuesto por tonelada es bajo. “No hemos recaudado más del 0.1% del PIB desde que se creó en 2014, seguimos incentivando el uso de combustibles fósiles”, agrega Cantú.
En materia de ISR, hay depreciaciones aceleradas para inversiones de equipos y maquinaria que generen ahorros de energía o tengan fuente sustentable, y los autos eléctricos tienen preferencia para la deducción del ISAN. Estas son condiciones favorables, pero que ya necesitan actualizaciones, dicen los especialistas consultados.
“Ya hay estudiosos que refieren que hay que depender más de los impuestos ambientales que de la renta. Joe Biden (el presidente de EU), por ejemplo, es un convencido de la cuestión ambiental, empujar que las cadenas de producción que llegan a EU cumplan con reglas ambientales. Si esta política tiene éxito y no se respetan las normas ambientales aceptables en los países donde se produzcan bienes, habrá que pagar impuestos para entrar a EU. Y México, su principal socio comercial, no querrá eso”, dice Álvarez.