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Las presiones inflacionarias, la volatilidad financiera y el nearshoring, son tres de los efectos económicos que ha dejado sobre las economías emergentes la guerra de Rusia contra Ucrania, advirtió el ThinkLab veracruzano SAVER.
La inesperada invasión de Rusia sumó más presión en la oferta mundial de productos que de por sí enfrentaban el efecto de un exceso de liquidez a causa de los estímulo fiscales y monetarios que dieron los bancos centrales para transitar la pandemia y acelerar la recuperación, explicó.
Al presentarse la guerra entre estas dos economías emergentes, que son grandes proveedores de productos agropecuarios en el mundo, se abrió una oportunidad que pocos países de la región supieron aprovechar: proveer los granos y petróleo que solían suministrar Rusia y Ucrania.
Consecuencia de esta escalada mundial de precios, los bancos centrales tuvieron que ajustar rápidamente sus posiciones para tratar de frenar el impacto inflacionario, agregó, levantando una muralla de tasas altas de interés que encarecieron el fondeo para los emisores emergentes.
Hoy, ni los participantes del mercado ni los mismos bancos centrales atisban las señales que les permitan identificar con precisión cuál será la tasa terminal del ciclo alcista, ni cuánto tiempo se quedarán en ese nivel, explicó aparte el director de Asesoría y Productos para las Américas del banco Julius Baer, Esteban Polidura.